"En los catálogos de los Maestres (sacados de escrituras no
auténticas) se dice que la batalla de Alarcos fue en tiempo del Maestre
don Martín Martínez y que murió en ella, más lo uno y lo otro es falso
porque el Maestre que en ella se halló fue don Nuño Pérez de Quiñones y
no murió allí como evidentemente constan amabas cosas por lo que
adelante se dirá.
La batalla fue de esta manera. El Rey Moro de África, llamado Iuçaf que quiere decir José, a instancia de los Reyes Moros de Andalucía pasó a España con grande ejercito de Moros y entró por el Campo de Calatrava con intento de allegar a Toledo. Sabida su venida por el Rey don Alonso, salió a resistirle con menos gente de la necesaria sin aguardar a muchos grandes de Castilla que venían con gente a servirle. Y aún los Hijos dalgo y Ricos hombres que con él fueron, algunos estaban muy agraviados del Rey por haber dicho que valían tanto para la guerra los caballeros de Extremadura como los Hijos dalgo de Castilla. Por esto muchos de los Hijos dalgo hicieron menos de lo que pudieron en esta jornada, como dice la Crónica General, porque quisieron ver cómo le iba al Rey sin ellos, con los caballeros extremeños.
Llegado el Rey al castillo de Guadalherza se juntó con su ejército don Gonzalo Rodríguez, Maestre de Santiago y también sus caballeros. En Malagón se juntó don Nuño Pérez de Quiñones, Maestre de Calatrava con los suyos. De allí fueron todos a la villa de Alarcos, y los Moros habían ya entrado hasta Caracuel de manera que vinieron a dar batalla junto al castillo de Alarcos en la cual los cristianos fueron vencidos y muchos muertos y presos. El Rey, viendo tanta perdición, se metió en lo más recio de la batalla diciendo que quería morir en ella y no volver con tanta afrenta a Toledo, más algunos de los suyos le sacaron de la batalla y se vinieron camino de Toledo hasta el castillo de Guadalherza.
Vencida la batalla, los Moros siguieron el alcance de los Cristianos que iban huyendo hasta un portezuelo que está entre las dos ventas de La Zarzuela y Daraçutan, y allí los Cristianos pretendiendo defenderse pelearon segunda vez y todos fueron muertos o presos, los que aguardaron. Otros que iban delante sin orden se recogieron en el castillo de Guadalherza y allí se escaparon. De los caballeros de esta Orden murieron muchos en Alarcos, otros con el Maestre se fueron al castillo de Guadalherza, acompañando y defendiendo a su Rey, otros se recogieron a Calatrava la Vieja, donde tenían su convento y otros al Castillo de Alarcos con don Diego López de Haro. Señor de Vizcaya y con los Condes de Lara sus yernos. Después de todo esto, los Moros pusieron cerco al castillo de Alarcos que era muy fuerte y dentro de pocos días lo tomaron por combate, según se halla en una historia antigua. Aunque la crónica del Rey don Alonso el Sabio (al que se le deba dar más crédito) dice que don Diego López de Haro huyó con la Señal y Pendón Real al castillo de Alarcos dejando al Rey en la batalla, y después dio el castillo y villa a los Moros sin mandado de su Señor. Con esto también conforma lo que dice la Crónica General, que don Lope Díaz de Haro, habiendo de entrar en la batalla de las Navas de Tolosa, dijo al dicho don Diego López su padre que se acordase de la honra que había perdido en Alarcos y procurase ganarla en aquella. Tambien Hernán Pérez de Guzmán, en el libro llamado Valerio de las historias, cuenta que estando don Diego López cercado en Alarcos se concertó con don Fernán Ruy de Castro (el que dicen que había metido los Moros en Castilla) para que le dejase salir con otros dos caballeros, y así salió con los Condes de Lara sus yernos contra quien don Fernán Ruyz tenía todo el enojo. Tomada la villa y castillo de Alarcos fueron sobre Calatrava la vieja donde estaba el convento de esta Orden con muy pocos caballeros que se habían escapado de la batalla de Alarcos, y por fuerza y combate ganaron la villa donde pasaron a cuchillo a todos los Freyles caballeros y clérigos y a muchos otros Cristianos porque no quisieron darse luego. Hicieron los Moros enterrar sus cuerpos fuera de la villa por quitar de ella el mal olor y por esto cuando los cristianos ganaron otra vez esta villa el Maestre mandó edificar en aquel lugar una Ermita, con título de Nuestra señora de los Mártires porque aquellos caballeros murieron por la fe de Cristo y hasta hoy le dura este nombre."
Crónica de las tres Ordenes de Caballeria.
Fray Francisco de Rades y Andrada.
Fray Francisco de Rades y Andrada.
Foto : Recreación Batalla de Alárcos,de Forjadores del Tiempo.
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